La
sexualidad en el adulto joven comprende entre los 20 y los 40 años de edad,
aproximadamente.
Es
una etapa en la cual se toman decisiones muy importantes tales como matrimonio,
el trabajo y el estilo de vida en general.
Requiere
de pasar de las ambiciones adolescentes a una realidad madura y determinada por
las realidades del mundo en que vivimos. Es un período de mucha responsabilidad
en términos de relaciones interpersonales y familiares.
Hoy
en día los adultos jóvenes continúan la soltería de la adolescencia hacia
entrados los 30 años y por lo tanto son mucho más activos sexualmente. A pesar
de que la presión de grupo con respecto al sexo disminuye, hay más
oportunidades sin los límites paternos para experimentar de la sexualidad.
Aparecen
patrones de comportamiento sexual tales como el experimentador(a). Este tipo de
comportamiento se basa en medir la frecuencia, variedad y eficacia del sexo. El
individuo ve al mundo como un campo de juego ya que “ahora es el momento luego
formalizo”.
Otro
tipo de comportamiento sexual es el buscador(a). Esta persona busca la pareja y
relación perfecta para casarse. Desarrolla las relaciones sexuales buscando
este norte. En ocasiones, se une a otra persona para probar el éxito de una
relación formal futura.
Por
último, está el tradicional, quien participa amenamente del sexo pero lo
reserva para las relaciones serias. Esta persona puede tener varias parejas
sexuales antes de casarse, pero una a la vez. Aunque existen otros patrones
estos tienden a ser los más comunes.
Para
algunos los primeros años de la adultez son tiempos de incertidumbre. Para
otros, de satisfacción sexual. Los conflictos aparecen por causa de las culpas
sexuales o la inmoralidad conservada de años anteriores.
Las
preocupaciones adolescentes sobre lo que es normal no han desaparecido del todo
y aún se preocupa el adulto joven sobre su físico y proeza sexual.
Los
conflictos sobre la identidad sexual aún no se han resuelto, incluso para
aquellos que deben aceptar su homosexualidad o bisexualidad, la presión social
y los prejuicios que pueden causarles alguna dificultad.
A
pesar de lo anteriormente expuesto, el adulto joven en la actualidad no tiene
la presión del “pecaminoso” sexo prematrimonial. Aun así, continúan las
desilusiones por el sexo de una noche o el sexo casual.
No
hay que olvidar que el adulto joven de hoy (así como también quienes no lo son)
debe ser más cuidadosos dada la existencia de las enfermedades de transmisión
sexual, y particularmente el VIH. Por lo demás, aunque se experimente con una o
varias personas, el adulto joven todavía se interesa por la búsqueda de una
pareja estable para comprometerse y formar una familia.
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